Uno de los errores más frecuentes y graves que se pueden tener se relaciona con tomar un medio como fin y un fin como medio. Los recursos económicos deben estar al servicio de las personas y lo contrario es algo que no debe permitirse.
Existen dos clases de dinero, uno que no deja buenas cosas y otro que sí resulta beneficioso. Si lo que se busca es tener ganancias económicas sin más, entonces el dinero es el objetivo preciso. Pero si lo que se busca son recursos para utilizarlos en un fin específico, entonces el dinero, como medio, es muy valioso.
El primer dinero es dañino porque no se toma como una vía para conseguir un objetivo sino una meta, en cambio el realmente valioso es aquel que sirve como vehículo para concretar un propósito que haga crecer nuestro negocio.
El dinero perjudicial es el que se desea por capricho, es el que no nos enriquece sino por el contrario, nos empobrece al tenerlo en mayor cantidad. El dinero positivo es el que sirve como “vitamina” para hacer crecer una empresa y proyectarla a niveles más interesantes.
Hay que saber diferenciar entre ambos tipos de dinero para así no engrandecer o demeritar demasiado al dinero. La clave está en darle un uso adecuado al dinero, procurando en todo momento ser constructivos y buscar la prosperidad. Uno debe saber controlar al dinero y no debe ser lo contrario.