Con la creciente importancia que está obteniendo el teletrabajo, en el marco de la emergencia del coronavirus, hay que tener precauciones- que antes eran poco imaginables- para el caso de conseguir una colocación laboral.
Una de tales cuidados tiene que ver con la presencia virtual que cada uno se va forjando con el paso del tiempo en Internet. Se trata de acciones que parecerían poco importantes, como, por ejemplo, los emails que se envían o las tarjetas de visita en los congresos online.
Las empresas, como parte del proceso de elección de posibles candidatos para agregarlos a su planta de empleados, no solo están revisando capacidades académicas o aptitudes personales, sino, también, el rastro en Internet que han dejado los profesionales en busca de empleo.
Es entonces que la llamada huella digital, es decir, el rastro individual que se va dejando en la Red, debe ser algo que debemos cuidar en todo momento. Y es que, de no ser así, la situación del buscador de teletrabajo puede tornarse muy complicada en algún momento del porvenir.
Incluso hay publicaciones en redes sociales como Twitter o Facebook que se realizan durante la adolescencia, que son revisadas y evaluadas por los reclutadores.
Es por ello que muchos profesionistas prefieren que las empresas que ofrecen empleo no conozcan nada acerca de sus cuentas de redes sociales. No tanto por tener algún aspecto negativo que ocultar, sino por tratarse de una faceta personal y privada que en realidad no tienen nada que ver con el trabajo que se pretende desarrollar.