Una firma familiar debe entenderse como una cierta organización que tiene un capital accionario perteneciente en su mayor parte a un grupo familiar. Habitualmente son pymes con recursos tecnológicos un tanto obsoletos, moderados recursos económicos y limitados sistemas administrativos. No obstante, existen notables firmas que iniciaron como compañías familiares como Comex o Bimbo.
Ciertas ventajas asociadas a estructurar una firma familiar es que los individuos se identifican con sus proyectos, lo sienten suyo y por lo consiguiente denotan un elevado compromiso e interés, lo cual coadyuva mucho al éxito de sus iniciativas.
En contraparte las compañías familiares, como se mencionó previamente, no cuentan con una administración bien definida, ya que se combinan aspectos personales con facetas organizacionales. Inclusive los problemas que se derivan de los asuntos empresariales pueden afectar las relaciones familiares y como estas son sumamente resistentes, pueden mostrar nociva resistencia a cualquier tentativa de institucionalización.
Puede pasar que el director de la firma no quiera dar su mando, cuando llegue el momento adecuado de que además de un líder se requiera alguien con capacidades administrativas capaz de rodearse de un experto equipo de trabajo. Es esencial que quienes dirijan una compañía sepan captar cuando se presenta este periodo de delicada transición. En caso contrario se presentarán muchos riesgos, capaces de poner en peligro la continuidad de dicha compañía.
En nuestro país, de modo tradicional, numerosos negocios inician como empresas familiares pero tarde o temprano deben afrontar el reto de institucionalizarse y esa transición es capital para el porvenir de esa compañía.